El pastel de manzana es uno de los postres más populares y queridos en todo el mundo, pero ¿cuál es su historia? Este postre tiene sus raíces en la Europa medieval, donde los pasteles de frutas eran una forma común de aprovechar las frutas en temporada. Sin embargo, el pastel de manzana tal como lo conocemos hoy en día se originó en Inglaterra durante el siglo XVII.
Durante este período, los ingleses comenzaron a agregar azúcar al relleno de manzana y especias como la canela y la nuez moscada para dar sabor. La corte del rey Carlos II fue particularmente aficionada a este pastel y ayudó a popularizarlo en todo el país. Con el tiempo, el pastel de manzana se convirtió en un alimento básico en la dieta inglesa y emigró a Estados Unidos con los colonos.
En América, el pastel de manzana se convirtió en un símbolo de la cocina tradicional y la cocina casera. Los colonos usaron manzanas de diferentes variedades y agregaron jarabe de arce y melaza al relleno para endulzarlo. A medida que la colonización avanzaba hacia el oeste, el pastel de manzana se convirtió en una parte integral de la cultura alimentaria de las zonas rurales.
Hoy en día, es un postre universal que se puede encontrar en casi todas partes del mundo. Aunque las recetas varían de un lugar a otro, la base sigue siendo la misma: una masa suave y dorada con un relleno dulce y sabroso de manzanas. Además, existen variantes como el pastel de manzana con streusel o crumble, o la famosa tarta tatin francesa, que se prepara al revés y se sirve con crema batida.
En definitiva, el pastel de manzana es un postre icónico que ha evolucionado a lo largo de los siglos y que sigue siendo una delicia para muchos. Desde la corte de Carlos II hasta los tiempos modernos, ha demostrado ser un plato versátil y delicioso que se adapta a diferentes gustos y culturas.